May 28, 2024

La Sensibilización Central: el factor que cronifica hasta el infinito y más allá

Tomás Tegiacchi Fisioterapeuta, Osteópata y Acupuntor

Esta es una publicación muy importante para mí ya que la sensibilización central es un trastorno que veo en la gran mayoría de mis pacientes y que, por desgracia, no se diagnostica en la mayoría de los casos. Por este motivo, quiero hacer difusión del tema para en primer lugar, poder ayudar a mis pacientes para que puedan entender lo que les sucede (esto es una parte importante del proceso terapéutico como se verá más adelante) y así mejorar; como también a otras personas que puedan recibir esta información y empezar a recorrer el trayecto hacia su resolución.

Introducción

La sensibilización central es un proceso complejo y multifacético que afecta a una porción significativa de la población mundial. Se calcula que afecta al 20% de la población mundial y que irá en aumento en las próximas décadas[1]. A pesar de su prevalencia, muchas personas no están familiarizadas con este concepto o lo que implica para su salud y bienestar. Este artículo profundiza en la naturaleza de la sensibilización central, sus causas, síntomas, factores que influyen en su cronificación y las posibles estrategias de manejo.

¿Qué es la sensibilización central?

La sensibilización central es un estado de hiperactividad del sistema nervioso central (SNC), que resulta en una amplificación del dolor y otros síntomas neurológicos. Este fenómeno se caracteriza por un aumento de la excitabilidad neuronal en el SNC, lo que lleva a que estímulos que normalmente no son dolorosos se perciban como dolorosos (alodinia) y que los estímulos dolorosos sean percibidos de manera exagerada (hiperalgesia)[2].

En términos fisiológicos, la sensibilización central implica una serie de cambios en la manera en que las neuronas y las células gliales (células no neuronales del SNC que mantienen la homeostasis, forman mielina y proporcionan soporte y protección a las neuronas) interactúan. Estos cambios pueden incluir la liberación de sustancias inflamatorias, como las citoquinas, que promueven un estado de inflamación crónica.

Además, el sistema endocrino también se ve involucrado, con la activación de las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que pueden exacerbar la situación[3].

Síntomas asociados

Los síntomas de la sensibilización central son variados y pueden afectar múltiples sistemas del cuerpo[4]. Entre los síntomas más comunes se encuentran:

Neuroinflamación

  • Pesadez o niebla mental (brain fog): dificultades para concentrarse, problemas de memoria y una sensación general de confusión o lentitud mental.

  • Cansancio extremo: sensación de agotamiento que no mejora con el descanso.

  • Trastornos del sueño: dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche y sueño no reparador.

  • Apatía y alteraciones del apetito: falta de interés en actividades que antes resultaban placenteras y cambios en el apetito, que pueden variar desde la pérdida de hambre hasta los antojos de alimentos poco saludables.

Dolor

  • Dolor constante y muy intenso: puede ser generalizado o localizado en áreas específicas del cuerpo.

  • Alodinia: dolor provocado por estímulos que normalmente no causarían dolor, como un leve roce de la piel.

  • Hiperalgesia: respuesta exagerada de dolor ante estímulos dolorosos menores.

  • Rigidez muscular: especialmente al despertar, después de eventos estresantes o tras mantener una misma posición durante mucho tiempo.

Malestar general

En algunos casos, la sensibilización central no se manifiesta principalmente como dolor, sino como una sensación general de malestar, que puede incluir síntomas como:

  • Síndrome de piernas inquietas: sensación incómoda en las piernas que provoca una necesidad imperiosa de moverlas, especialmente por la noche.

  • Vértigo y acúfenos (tinnitus): sensaciones de mareo y zumbido en los oídos.

  • Visión cansada: fatiga ocular y problemas para enfocar.

Trastornos asociados

La sensibilización central puede estar asociada con una amplia gama de trastornos crónicos, muchos de los cuales comparten síntomas similares debido a la inflamación y la hiperactividad del SNC. Entre los trastornos más comúnmente asociados se incluyen:

  • Fibromialgia: caracterizada por dolor musculoesquelético generalizado, fatiga, problemas de sueño, memoria y estado de ánimo.

  • Síndrome de intestino irritable (SII): trastorno digestivo que causa dolor abdominal, hinchazón y alteraciones en el hábito intestinal.

  • Síndrome de fatiga crónica (SFC): fatiga extrema que no mejora con el descanso y puede empeorar con la actividad física o mental.

  • Dolor crónico: dolor persistente en diversas partes del cuerpo, como dolor de espalda, cefaleas crónicas, y dolor pélvico crónico.

Causas de la sensibilización central

La sensibilización central es una condición multifactorial, lo que significa que puede ser provocada por diversas causas, ya sea de manera aislada o combinada[5]. Las principales causas incluyen:

Dolor mantenido y/o muy intenso

Un foco de dolor persistente o muy intenso puede hiperestimular e inflamar el SNC. Aunque el dolor crónico (definido como dolor continuo por al menos 3 meses) se asocia comúnmente con la sensibilización central, esta también puede desarrollarse en casos de dolor agudo o subagudo.

Alteraciones inmunitarias

Las patologías autoinmunes, como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante, pueden desencadenar la sensibilización central durante los brotes de la enfermedad, manteniéndose activa incluso después de que el brote haya cesado.

Traumatismo directo

Lesiones que comprimen nervios pueden iniciar una cadena de inflamación y sensibilidad que se propaga desde el punto de lesión hasta el cerebro.

Cirugía

El dolor postquirúrgico puede complicarse y contribuir al desarrollo de la sensibilización central, especialmente si no se maneja adecuadamente.

Sobrepeso y obesidad

El sobrepeso y la obesidad, especialmente desde la infancia, pueden generar marcadores de inflamación que afectan el SNC, agravados por la inactividad física asociada.

Inestabilidad o hiperlaxitud articular

La inestabilidad articular, ya sea debido a lesiones previas o por hiperlaxitud genética, puede causar inflamación y contribuir a la sensibilización central.

Estrés físico o mental

El estrés crónico activa el sistema nervioso autónomo, particularmente el simpático, lo que puede provocar inflamación e hiperactividad del SNC.

Infecciones

Las respuestas inmunitarias prolongadas a infecciones pueden desencadenar inflamación y sensibilización del SNC.

Déficits nutricionales

Deficiencias en micronutrientes como hierro, vitamina C, vitamina D y omega-3 se han asociado con la sensibilización central.

Trauma físico o mental

Traumas físicos, como accidentes de tráfico, y traumas mentales, como el abuso o maltrato, pueden ser factores desencadenantes de la sensibilización central[6]

Factores que influyen en la cronificación

La cronificación de la sensibilización central puede ser influenciada por diversas comorbilidades y factores externos[7]. Las más comunes son:

Trastornos del sueño

Incluyen el insomnio y la apnea del sueño, que impiden la resolución de la inflamación y la hiperestimulación del SNC.

Ansiedad y/o depresión

Ambas condiciones contribuyen a la inflamación del SNC, exacerbando la sensibilización.

Episodios dolorosos

La recurrencia de episodios de dolor, incluso si no son la causa inicial de la sensibilización, pueden mantener la inflamación y la hiperactividad del SNC.

Inestabilidad articular

Especialmente traumática, ya que la hiperlaxitud generalmente es genética.

Alergias

Incluyendo alergias alimentarias e intolerancias, que pueden aumentar la inflamación y afectar el SNC.

Trastornos endocrinos

Como el hipotiroidismo, que se asocia con la sensibilización central.

Tabaquismo

Hay una correlación entre el consumo de tabaco y la sensibilización central, siendo proporcional al número de cigarrillos fumados diariamente.

Infecciones

De cualquier tipo, ya que activan el sistema inmunitario y neurológico, favoreciendo la inflamación y la hiperactividad.

Diagnóstico y evaluación

El diagnóstico de la sensibilización central es un desafío debido a la naturaleza compleja y multifacética de la condición. Sin embargo, un diagnóstico preciso es crucial para el manejo efectivo de la condición. Los pasos clave en la evaluación incluyen:

Historia clínica completa

Recopilar una historia clínica detallada, incluyendo antecedentes de dolor crónico, trastornos inmunitarios, traumas físicos o mentales, y factores de riesgo como el sobrepeso y el estrés. El uso del Cuestionario de Sensibilización Central (CSI) puede ser una herramienta útil y complementaria para la cuantificación del trastorno y para valorar su evolución[8].

Exploración física

Realizar una exploración física completa para identificar puntos de dolor, rigidez muscular y otros signos clínicos de sensibilización central. Dentro de esta exploración, se puede añadir el Quantitative Sensory Testing (QST)

Pruebas complementarias

En caso de dudas, se recomienda realizar exploraciones complementarias en la sospecha de cualquier otra patología que pueda quedar como sospecha. Cabe destacar que la sensibilidad central no tiene a día de hoy, una exploración complementaria que pueda confirmar o rechazar el trastorno[9].

Tratamiento y manejo

El manejo de la sensibilización central requiere un enfoque multidisciplinar, combinando intervenciones biológicas, psicológicas y sociales[10]. Las estrategias de tratamiento incluyen:

Terapia física

Intervenciones como la fisioterapia pueden ayudar a mejorar la movilidad, reducir la rigidez y aliviar el dolor. Dentro de la terapia física, se recomienda la terapia manual, así como los ejercicios terapéuticos. Otra herramienta que puede ser útil como complemento es la acupuntura o la punción seca.

Terapia ocupacional

Ayuda a los pacientes a desarrollar habilidades para manejar sus actividades diarias y mejorar su calidad de vida.

Terapia psicológica

Intervenciones como la terapia cognitivo-conductual (TCC) pueden ser efectivas para manejar el estrés, la ansiedad y la depresión asociadas con la sensibilización central.

Medicación

El uso de medicamentos debe ser evaluado cuidadosamente. Los analgésicos pueden ser útiles para el manejo del dolor, pero deben ser utilizados con precaución para evitar el riesgo de dependencia y otros efectos secundarios, especialmente a largo plazo. Otros medicamentos, como los antidepresivos y los anticonvulsivos, pueden ser útiles para manejar los síntomas neurológicos y el dolor asociado.

Cambios en el estilo de vida

Fomentar un estilo de vida saludable es crucial para el manejo de la sensibilización central. Esto incluye una dieta variada y sana de predominio mediterráneo o tradicional y baja cantidad de alimentos procesados, ejercicio regular y actividad física más allá del ejercicio físico y estrategias efectivas de manejo del estrés.

Educación del paciente

La educación del paciente es fundamental para el manejo efectivo de la sensibilización central. Los pacientes deben ser informados sobre la naturaleza de su condición, las posibles causas y los factores que pueden influir en su cronificación, así como las estrategias de manejo disponibles.

Conclusión

La sensibilización central es una condición compleja que afecta a una porción significativa de la población mundial. Comprender sus causas, síntomas y factores que influyen en su cronificación es crucial para el manejo efectivo de la condición. Un enfoque multidisciplinar que combine intervenciones biológicas, psicológicas y sociales es esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Bibliografía

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